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Son veinte años.
Que van desde que él la vio y le encantó. Desde que ella se percatara e
hiciera que no. Desde que él le hablase. Desde que devinieron en amigos.
Desde que le mostró sus versos. Desde el beso concedido. Desde esas caricias
redentoras. Desde hacer el amor por primera vez y que sea la primera vez para
ambos. Desde que poniendo rodilla en tierra y sin reconocerse a sí mismo le
pidió que se casaran. Desde que ella prefirió vivir juntos. Desde el otoño en
que nació Francisquito. Desde que
comprendieran que serían padres únicos de hijo único.
Veinte años.
Ella es obse. Él prefiere la carne bien cocida. Ella estudió Letras, él
trota en las mañanas. Ella cambió de trabajo hace poco, él cuestiona la
teoría de la relatividad. Ella sobreprotege al que se deja, él perdió una
muela. Ella se enemistó con su prima, él aprende francés aunque lo odia. Ella sigue considerando a
K.O.Knausgård un farsante, él cena con sus padres los miércoles. Ella no
logra terminar su tesis, él se compró un reloj negro sobredimensionado. Ella solía ser religiosa,
él amplió la ferretería. Ella es rubita, él pecoso. Ella se sonroja, él se
derrite con los gatos.
Veinte años y coinciden en que el secreto de su apego de su ternura de su
pasión sostenida es que no coinciden en nada.
Asimismo coinciden en que el festejo de los veinte años se seguirá
posponiendo hasta que acuerden sobre la cantidad de bocaditos por invitado.
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14 de julio de 2015
POSPONIENDO
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Qué deliciosa historia de amor...
ResponderEliminarLas historias de amor deberían ser siempre deliciosas, y las historias de amor con final feliz, tienen la virtud de recordarlo.
ResponderEliminarSin embargo.
Historias de amor de final feliz no es común encontrar, ni siquiera en la literartura.
Pienso que cuando se cree que no coincides en nada, en realidad Sí coincides en mucho... tal vez no es la misma forma, pero suele ser el mismo fondo. Besos Marta
ResponderEliminarPara querer, amar, apasionarse, es necesario aceptar el milagro (y el misterio) de la Otredad. Y ese otro que se acerca, que se engancha, que se empareja, como espejo muestra quién somos, venimos siendo, y dejamos de ser. Tan distintos, y tan iguales...
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