29 de enero de 2012

NI SE TE OCURRA



Mi amiga Clemen telefoneó muy temprano.
Ella es linda e irreverente; envidio esa risa franca, el coraje, su adorable jardín. Mientras armó una casa, crió a los hijos, se convirtió en académica prestigiosa y reflotó el estudio de abogados de su padre, ni supo que era deseable.
Enviudó hace tres años. Y ahora, a pesar de sus hijos adolescentes comenzó a salir con señores. Previne a mi amiga de sujetos nula exposición /cero comprometerse, que suelen acampar en la biografía de nuestras congéneres. Se cuidó tan bien, que un tipo fantástico la corteja y le cuesta disfrutarlo.
Sufre, claro, y en cuanto se levanta me llama.
-¿Estás despierta?
-No, pero te escucho.
Da vueltas y vueltas, hasta que la pobre Clemen, virgen de toda terapia, me pide que le recomiende un colega porque quizás lo mejor sería analizarse.

Ni se te ocurra, le grito.

Primero debe aprender, solita, cuándo apagar la sesera y encender el corazón. Encender y apagar. 
Nadie dijo que sea fácil: se aprende mediante el remanido tanteo y ensayo, con imaginación y aprovechando los propios recursos. 
Qué son los recursos propios, indaga mi amiga. Capital emocional acumulado -esos son- de una vida vivida y jugada, con locura de la buena, sentido común a pasto y miedos de público conocimiento. Apagar, encender. 
Tomará tiempo, tomará esfuerzo, pero garantizo que estará muy satisfecha cuando encuentre un modo de hacerlo, uno que será perfectible por definición, a su medida y autoconstruido. 
Ahora bien, si después de esos intentos empecinadamente sigue creyendo que necesita un analista, lo volvemos charlar. Antes, ni se te ocurra.



5 comentarios:

  1. No sé si mi analista piensa que hay gente que no necesita analizarse

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    1. No dejes de preguntárselo!
      Se podría incluso usar esa pregunta cada vez que se necesite elegir al próximo analista. Aunque, ay, muchos no contestan preguntas. Menos de ese tenor.
      Te aclaro que yo tardé años en distinguir entre gente que no lo necesita de otros, como yo, que lo necesitaron mucho. Tuve la suerte de tener una analista vieja y sabia que me mostró cómo ser analista capaz de distinguirlo.

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  2. Crecer a... solas... o buscar tu mano en procura de ayuda?

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  3. Mi amiga tiene recursos para buscar caminos y nuevas estrategias con el viejo método de mecaigoymelevanto.
    Es irreverente, no te olvides. Le envidio su coraje, no te olvides tampoco.
    Dirás que esta situación es distinta, que la sesera no cede fácil. Te doy la razón: la próxima vez le aconsejo que "al menos intente solita" distinguir cúando apagar/encender.
    Y si después sigue creyendo que necesita ayuda, sí, claro, le daré la mano. Te digo más: desde el momento que llamó ya imaginé a qué colega -eventualmente, claro - la derivaría.

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