Yañez desde que está en
Viena se atiborra de cafeína, ha perdido tres kilos y, quién lo diría, extraña
a Nené, su mujer, su ex mujer, tanto como esa casita de mar en la que pastoreaban los veranos. De igual forma añora su
ciudad natal, o las impiadosas partidas de ajedrez entre risotadas y copas pues los
austriacos juegan horriblemente concentrados.
Tampoco las relaciones
profesionales piruetean como en su Laboratorio de Astrofísica donde las
discusiones científicas eran en realidad discusiones políticas. Y las discusiones
políticas, ideológicas. Y las ideológicas, ocultaban la lucha por el poder.
Minúsculo poder a repartir en ese lugar obsoleto desde su creación, con un
director marcando la línea de las investigaciones sin saber siquiera sumar.
Digamos que sabía sumar; lo inocultable era su impericia para dirigir a un
conjunto de científicos mejor conectados con los cielos que con minucias en informes burocráticos.
Hace dos años, no bien el
Profesor Löbeck llegó desde Viena se pegó a Yañez -el único con quien podía
hablar en alemán y criticar la línea de estudio de la astrobiología local- y
terminó recomendándolo en su propio laboratorio. Ese era el anhelo de Yañez: hacer fortuna más allá de la compra clandestina de dólares amén de un trabajo que valorara sus presentimientos.
Soñaba con Viena, ahora la
odia.
Planificó regresar pronto,
ahora sabe que viene viniendo largo. Y le escribe a Nené para invitarla a que lo
visite y decidir sin prisas e in situ si se dan otra oportunidad.
Nené me lee la extendida, empalagante,
sediciosa carta de su ex y luego pregunta qué opino. No quiero opinar porque
Nené, amiga y colega, cursa novio que es un encanto que es también colega que
es también mi amigo del alma.
Pensalo bien, solo le digo,
con la esperanza de que no haga como siempre lo que Yañez manda.
foto: Genoveva Ayala
Me pregunto si estas son hisotrias personales o estás contando lo que te contaron o las inventaste.
ResponderEliminarParece que el sujeto huyó de un lugar insoportable para caer en otro y quiere arrastrar a su ex quizá como venganza.
Tu amiga necesitara que la ayudes.
Las historias del blog son, siempre, ficcionales. Por supuesto traen el remanente de tanto escuchado, vivido y silenciado. Además, dicen, la realidad cada vez más se parece a la ficción, con lo cual cierto toque de realismo que las carateriza podría así explicarse.
ResponderEliminarEn cuanto a Yañez, nunca se me ocurrió que la invitara a su ex mujer en aras de vengarse. Es una excelente idea para seguir indagando. Podríamos fantasear una continuación de la presente, donde se aclare si se logró convencer a que no viaje a Nené; o si en su defecto no supo sustraerse al canto de sirenas y partió a toparse con el ex, con Viena y con las (des)ilusión que conlleva las idealizaciones.