Cuenta Celeste en la primera sesión: me lo encontré de casualidad, y me ruboricé porque fue la primera vez. Fue un
verano. Fue en aquella casa. Fue de improviso. Fue a pesar de mis
miedos. Fue a pesar de sus miedos. Fue porque aceptó argumentos. Fue de noche
y de repente. Fue atolondrado. Fue de azoro. Fue envolver, ceñir. Fue
entre suspiros. Fue entre sollozos. Fue ir rastreando y hurgando. Fue manso tibio
apacible. Fue en estribor. Fue irrumpir y adentro y dentro. Fue como si las
cosas tuvieran un nombre y ese nombre era el de nosotros y de lo que se sabe
sentir y no se sabe que se siente. Fue pedir aquí y así y exigir más. Fue desbocar
o como se llame. Fue graznar. Fue permanecer en ese largo después para volver
a respirar. Fue dejar que eso que parecía el cielo cayese sin reparos sobre
nuestros alientos. Fue la primera vez. Yo era virgen, él también.
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10 de julio de 2016
EL NOMBRE DE LAS COSAS
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