Dijo Fernando Pessoa: “…el corazón si pudiera pensar se
pararía.”
Maldito corazón.
Se trata del Corazón, con mayúscula.
Bombita aspirante
e impelente, allí señalamos cuando nos estrangula la congoja o nos
enamoramos. Ese musculito de apenas 200 gramos, que empezó a latir mucho
antes de nuestro nacimiento -cuando éramos simple renacuajo- puede hacerlo
3.500 millones de veces, sin interrupción, toda nuestra vida.
Lo transbordamos dentro, sin él no seríamos quienes
somos.
La borrasca mental escampa en cuanto el corazón se revela, la odisea
pensante suspende. Pone coto a racionalizaciones y enciende la alarma no bien
la autoexigencia te subió a la calesita de las prohibiciones.
Es el lugar del amor. Escucha mi corazón, lo digo de
corazón. Si me dejas me rompes el corazón. Ya te lo entregué. Lo que mi
corazón siente/sabe/ teme/desea no lo ha de acallar nadie. Logo de la ciudad
idealizada. Bécquer, mucho Bécquer. Boleros, tangos, cantatas profanas.
Elvis, Nina, Charly. Colgarse, comer, garabatear corazones. Todas tus cartas,
todo tu diario, casi todos los libros.
Bendito corazón.
de mi novela: NADA
MENOS
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7 de agosto de 2016
MALDITO CORAZÓN
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