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Me escribe un paciente:
“…aunque está de vacaciones, no podía dejar de
contar(le). Sé que no cree en ángeles. Menos en ángeles de la guarda.
Supongo. La fe perdió en el casino la montaña que otrora solía mover. Sin
embargo.
Visualíceme en el banco de un shopping que detesto que
detesta, atesorando ruido para taponar lo que importa que me importe. Me
refiero al Año Nuevo galopándonos y yo sin festejo a la vista. Sigo. En el
banco del bullicio, ahí véame. De repente, como si nada, se sienta a mi lado
señora tobillos gruesos. Bufa. Ha comprado en demasía. Saluda. La saludo.
Se viene, dice. Sabemos de qué habla. Y usted, qué hará
el 31 y el amanecer del primero. No aclara los meses. Ni
idea, aseguro. Lástima, dice. ¿Y usted?, retruco. Lo de siempre y manda
puntos suspensivos. Y luego, en un luego que sólo un ángel (y de la guarda el
ángel) puede permitirse, agrega: solidaridad. ¿Disculpe? Solidaridad. Ah. Los
findesaños y las nochesbuenas salgo con un grupo a dar comida, palabras,
alientos a la gente que la calle ha convertido en perdedores y mendigos y
ausentes de sí mismos. Llevamos ropa y colchones. Llevamos cosas, abrazos.
Llevamos palabras, se repite. Mudo quien les habla, porque solidaridad es
otra cosa pero así lo nombra y así lo tomo. Y llevando -continúa con un
entusiasmo que hasta usted llamaría angelical- es como me he sentido un poco
cerca de lo que debí ser y trato de venir siendo. Mudo, qué otra opción la
mía.
Mira, la miro. Me mira, la miro.
¿Le gustaría participar?, me arroja. Y yo, el tipo que
no sabe qué saber, le digo claro. Y digo más: cuándo, en dónde, qué llevo. Y
yo, el que ha perdido cualquier vocablo que remita a sentir, me escucho
decir: iré –atención a la palabra que sigue- encantado. Encantado, me repito.
El ángel, que de la guarda debería usted citar sin sonrojo, me dio sus datos
y del encuentro.
Empezamos hoy, treinta del año que usted supone, y
seguirá mañana todavía en el mismo calendario.
Llevaré. Pero no palabras, por las razones que nadie
mejor que usted sabe. No esta vez, al menos”.
FOTO: ROLF REMPEL
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29 de diciembre de 2017
FIN DE AÑO, YA SABE
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Hermoso!! Feliz año, Marta. Gracias por tus lecturas y tu presencia. Abrazo
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