21 de febrero de 2012

CÁMARA LENTA



Al menos una vez al mes Cynthia me deja un mensaje en el contestador. Siempre breve, afable. Fue mi alumna en un seminario. La consideraba una chica emotiva y discreta, con intuición en el conocimiento y disponibilidad para otros y otredades: condiciones imprescindibles de una buena terapeuta. Por eso, cuando solicitó que le supervisara el primer paciente acepté a pesar que los martes me obligaría a arrancar antes con el consultorio.
La nuestra era, sigue siendo, una relación profesional. Así lo considero, aunque participé en su principesca boda y a pesar de aquel episodio que luego nos acercó por un momento, solo un momento.  


Ocho de la mañana y amaga llover. No toca el timbre, golpea la puerta. Abro. Viene llorando (no, no llora, intenta llorar). Castañetea. Duda dónde sentarse y la invito a recostarse en el sofá. Busco una manta ligera y cubro sus brazos que cruzó blindado el pecho. Le sirvo un café que dejará enfriar.
Espero. Ni la miro. Me concentro en las nubes revoltosas.
Ya calmada se pone de pie. Se quita –rubor- el saquito y un pulóver. Y en cámara lenta se levanta la blusa y expone la espalda. Dos afilados moretones, anguilas azulmoradas y paralelas, atraviesan su cintura.
Cuándo fue, pregunto. Anoche, contesta. Quién fue, pregunto aunque lo imagino. Silencio. ¿Hiciste una denuncia? Niega con una mueca de miedo (no, no es miedo, es asco).
De inmediato telefoneo a mi amiga abogada; sé donde encontrarla a esas horas ‑desayunando en la cama- y la pongo al tanto de las circunstancias. Pide hablar directo con Cynthia. Y en cuanto Cynthia se dispone a narrarle los hechos me retiro a la cocina. Mi café también se ha enfriado.   



De común acuerdo cancelamos las supervisiones por un tiempo, hasta que se recompusiera. De hecho no volví a verla. Pero desde entonces, al menos una vez al mes dejó un saludo, una palabra de afecto, a los que fue agregando: estoy mejor, estoy bien. Y con estoy muy bien concluye el mensaje que acabo de recibir.


Foto: Genoveva Ayala

4 comentarios:

  1. que honor tenerte como terapeuta, me encantaría

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    1. Muchas gracias.
      Seguramente sería también un honor tenerte como paciente.
      Será cosa de hacer la prueba...

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  2. Pregunto: Es necesario hacer una denuncia siempre

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  3. Ante la violencia física y/o psíquica: tolerancia cero.
    Y si para eso hay que hacer una denuncia, habrá que hacerla.
    Y la hará quien esté en condiciones, que no siempre es la víctima.
    No hay lugar para la indiferencia..

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