17 de marzo de 2012

TE VOY A QUERER


       


Saliendo anoche del cine vi a Liza. Nos saludamos desde lejos y con un gesto me hizo saber que el hombre que la acompañaba -parece  parece, insistió el gesto- capaz de decir lo que ella espera.

Amanecí pensando en Liza. Fue mi paciente hace años; llegó malherida, harta de sentirse distinta por sentirse distinta. Con adustez narraba su historia crecí a puro rigor y oscuridad, una huérfana conviviendo con sus padres, mamá en otra, él un hijoeputa.
En cada sesión retomaba el relato, siempre frizeando la bronca: mis quince y me bañaba, el viejo exigía que me apurase y le dije voy a salir cuando termine, entonces a la fuerza abrió la puerta, me sacó de la ducha y así empapada como estaba, así desnuda como estab,a me dio una paliza con la mano abierta y luego con el puño hasta tirarme al piso, dejé de hablarle hasta hoy, mi madre no intervino no opinó.
Ese episodio la obliga a circular y colarse por temporadas en casa de amigas aprendí a necesitar poco, vivir de arrimada. Completa el secundario y por una recomendación comienza a trabajar en una galería.
Creía poseer una brújula interior enclenque que aun así la ayudó junté dinero para comprar un departamentito milimétrico donde colgué un hogardulcehogar cursi que yo misma pinté.
Novios, un par de amantes. Aclaró que en principio no pensaba formar una familia; sin embargo, cumplidos los cuarenta, notó que en su presencia se ironizaba sobre la soltería o esa renuencia a la maternidad. La presionaron, de hecho.

Su médico clínico me la derivó.
Primera cita un día de lluvia; me fascinó esa delicadeza y parsimonia al desprenderse del impermeable y las galochas. Menuda y enhiesta, de una belleza escondida. Se ubicó frente a mí y esquivando la presentación formal dijo que venía por un ajuste.
Para qué, pregunté como pregunto siempre. Se rió. Y de inmediato precisó que sólo quería encontrar alguien capaz de decir “acepto que seas como seas, que ames cuando estés lista y rechaces lo que te parezca”.
Eso quería, nada más



foto: Genoveva Ayala 

6 comentarios:

  1. 30 líneas para mostrarnos toda una vida. Sólo 30 líneas necesitás y yo me vuelvo a sorprender de lo bien que lo hacés.

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  2. Muchas gracias, Rodrigo. Viniendo de un escritor es un piropo flor.
    Quizás toda nuestra vida se resuma en treinta líneas, pero habría que esperar al final y que alguien la escriba. Liza, por lo pronto, quiere tener otras treinta líneas por delante..

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  3. Lindo relato, Marta! Yo estoy trabajando esta frase hace décadas! "Dejar el deber ser para simplemente ser". Seguimos en contacto. Un abrazo y gracias por compartir tu blog, Gabriela Colombo

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    1. Gabriela: No cabe duda que el "ser simplemente" debe llevar décadas. Algunos ni se lo plantean, te aseguro.
      El blog es un puente y perdonarás la obviedad. Lo he tendido, ahora lo circulamos. Soy yo la que agradece.

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  4. Texto intenso, profundo y sencillo a la vez. Este blog va tomando color. Un abrazo desde Buenos Aires. Andrea y Luis.

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  5. Sencillez la meta: el blog y yo hacia allí apuntamos. Nada fácil, como ustedes saben.
    En el camino, parece que el blog gana respeto.
    Desde esta primavera en ciernes va mi abrazo.

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