26 de mayo de 2013

CUÁL DE TODAS




Fabián es un paciente que en noviembre pasado le ofrecieron trabajar en Islandia; lo ayudé a que superara las dudas y aceptase. 
¿Fue correcto de mi parte? Lo pregunto porque siendo yo muy joven me planteé -aun sabiendo que era imposible- que sería fascinante instalarme en ese país.
Continúa Fabián el tratamiento vía skype. En cada llamado, él, narrador delicioso, describe el noble y arrebatador paisaje que lo envuelve. Y quizá como percibió mi idealización del lugar (o se lo mostré sin titubeos), utiliza esos relatos para que la sesión se escurra; así, recién hacia el final, a retazos y entrelineado, menciona lo que viene padeciendo.

No bien arribó a Reykiavik, Fabián inició una relación con un compañero del trabajo y su mujer, ingleses de paso. Vive con ellos, conviven. Un triángulo amoroso sin eufemismos.
Ella comenzó a plantear que le ha llegado la hora de tener un hijo, sin aclarar si desea preestablecer quién será el padre o dejarlo al azar. Sus dudas acarrean una tensión permanente; amén de una lucha por el protagonismo y exclusión del rival entre los hombres. Lucha que apenas y con torpeza se enmascara.  
A Fabián le caducará la visa cuando finiquite su contrato a fin de año; y la pareja querría ya regresar a su casa, a su pueblo donde viven los parientes de ambos. En tanto, el trío prometiéndose seguir de por vida juntos, incluyendo a una criatura que vendrá.

La situación de Fabián obliga a revisar juicios y prejuicios.
Me cuestiono qué sé sobre otras formas de querer, quererse, armar familias, construir futuros.
Me cuestiono cómo mostrarle a Fabián que tal vez esta coyuntura sea temporal en el sentido amplio del término, y que él también tiene una historia y afectos en otro lugar.
Me cuestiono si está intacta mi capacidad para abordar este desafío profesional y operar sobre la realidad.
¿Realidad, dije? ¿Cuál de todas?

                   

         

2 comentarios:

  1. que distinto a los mandatos ... (ESob)

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  2. Tan atravesados por los mandatos, que me pregunto si todavía sabemos cuál es nuestra realidad.
    Tiene una gran oportunidad el personaje de la terapeuta para parar y cuestionarse cómo ha llegado a ese punto, qué sabe sobre la otredad y sobre cuál es su lugar. A Fabián no le será fácil tomar una decisión, claro que no: pero será suya hasta que pueda y/o quiera cambiarla.

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