10 de julio de 2016

EL NOMBRE DE LAS COSAS





Cuenta Celeste en la primera sesión: me lo encontré de casualidad, y me ruboricé porque fue la primera vez. Fue un verano. Fue en aquella casa. Fue de improviso. Fue a pesar de mis miedos. Fue a pesar de sus miedos. Fue porque aceptó argumentos. Fue de noche y de repente. Fue atolondrado. Fue de azoro. Fue envolver, ceñir. Fue entre suspiros. Fue entre sollozos. Fue ir rastreando y hurgando. Fue manso tibio apacible. Fue en estribor. Fue irrumpir y adentro y dentro. Fue como si las cosas tuvieran un nombre y ese nombre era el de nosotros y de lo que se sabe sentir y no se sabe que se siente. Fue pedir aquí y así y exigir más. Fue desbocar o como se llame. Fue graznar. Fue permanecer en ese largo después para volver a respirar. Fue dejar que eso que parecía el cielo cayese sin reparos sobre nuestros alientos. Fue la primera vez. Yo era virgen, él también.






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