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Sexo. Vehemente, alborotado, límpido. Ahora descansan.
Permanecen callados, pensando sin develar qué.
Ella piensa: increíble. Él piensa: fue estupendo. Ella:
es maravilloso. Él: ojalá dijera si le gustó como parece que le gustó. Ella:
sería bueno expresar algo que no sea simple ni clisé. Él: quizá yo tendría
que tomar la iniciativa de hablar. Ella: me enfrento a un salto cualitativo,
iré con cautela. Él: si me lanzo a confesarle lo que me sucedió recién,
entonces paso a lo que ya hace tiempo vengo fantaseando. Ella: habría que
evaluar si podré sostener lo que al verbalizar se convertirá en compromiso.
Él: lo importante es lo vivido, aunque a otra no le oculté mi embeleso y
cargo las consecuencias. Ella: los acuerdos del pasado los mantuve lo que las
circunstancias obligaron, pero esta vez es otra cosa. Él: no puedo
compararla con aquélla, el escenario y el personaje son diferentes. Ella: mis
amigas detestan mis teorizaciones dilatorias. Él: mi analista machaca con que
rehúyo. Ella: tomar el riesgo, es lo que se espera de mí. Él: lo que hoy
sentí que me guíe.
De a poco el cuarto se ha enfriado. Ella toma la sábana
a más de un acolchado leve y poroso, y lo arropa. Él agradece besándole la
mano. Se amoldan, se acurrucan. Hay mohines, hay arrullos. Y fue sólo tras un
largo imperturbado silencio cuando ambos, asombrosamente a la vez, se
escucharon decir Te Amo.
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18 de septiembre de 2016
PIENSAN
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Wow, qué final y qué desarrollo tan buenos.
ResponderEliminarQuerida Setefilla: muchas gracias! Decir Te Amo, cuán lento llega el momento para saberlo. Y dejar de tener miedo y decirlo!
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