Entrevista de
primera vez. Pareja. Bibi veintiañera y Raquel, visiblemente mayor, madre soltera, profesora de piano.
Se conocieron en un chat y ahora planean convivir.
Bibi nunca tuvo un amor; la familia acepta sin tapujos sus
elecciones y le regalan un pequeño departamento para instalarse con Raquel.
Aprecian a Raquel.
Por su parte,
Raquel ha pasado por varias relaciones poco sólidas; a su hijo (Dany, 6
años) lo han criado los abuelos.
Ante la inminencia de mudarse juntas, se
agrietan las aristas. Raquel anhela que Dany viva con ellas. Bibi prefiere
probar solas, afianzarse como pareja y recién entonces incluirlo. Raquel aduce
que ella –son sus palabras- viene en combo con nene y espera así ser aceptada.
Bibi jamás ha dudado del respeto que se profesan empero la insistencia de la otra
suena a chantaje. A Raquel le ofende la suposición de que fuese capaz de
semejante ignominia; Bibi, gritando, llorando, niega haber dicho que Raquel
fuere capaz de chantajear sino que ella sentía...
Hubo otros llantos, otros gritos, rebobinado de acaeceres, eléctricas demandas, insinuaciones seguidas de rabiosa
desmentida, conato de abandono del consultorio, un
abrazo y dos tras retahíla de explicaciones.
El fin de la
entrevista llegó de golpe.
Señalé apenas lo obvio: esa pugna de argumentos para triunfar cero acordar, y su
fantasía de que yo fungiera como juez. Pero dejé para un próximo encuentro lo
esencial: ni amagaron deliberar sobre qué sería lo mejor para el chico.
Sí. Pospuse. Y
pospuse porque me atenazaron un par de preguntas mancuernadas: ¿sabía yo qué era lo
mejor? y ¿cuán relevante es mi parecer?
Antes de
despedirnos sugerí continuar en la próxima semana. Aceptaron. Sin embargo,
acaban de cancelar con un breve mensaje en el contestador.
Te pregunto: la psicoanalista de la historia hubiera tenido las mismas dudas si la pareja fuese hetero? Es como para pensarlo ¿no?
ResponderEliminarMeche: es efecto, es para pensarlo.
ResponderEliminarSí, hubiera tenido dudas tomando en cuenta con quién se crió hasta el momento el chico, por ejemplo.
Pero no, no hubieran sido las mismas dudas: insoslayable la cuestión que se trata de una pareja de mujeres y todos los prejuicios propios a ajenos que se movilizan.
La psi, por suerte, ante todo se pregunta si su opinión es relevante. Qué peso puede/debe tener la opinión de la terapeuta es un tema eterna y necesariamente en discusión.
Lástima que no hubo tiempo de saber cómo resolvió las dudas nuestro personaje...
Esté claro, si es difícil una relación hetero, una homosexual, debe ser mucho más compleja por el mero hecho de que todavía no estamos acostumbrados al cien por cien, a ellas. Quiero pensar que, en breve, todos lo estaremos.
ResponderEliminarPor otro lado, puede tratarse de que las disputas hayan acabado con la pareja, o que Dany haya sido el punto de inflexión…
Un beso, amiga
Ann@
Anna: es posible que ante la inminencia de convivir emergen los fantasmas y las inexperiencias y las demandas. Dany, claro, no debería ser moneda de transacción.
ResponderEliminarEn cuanto a la convivencia de los hijos con la pareja homosexual, todos estamos en fase de aprender con la experiencia, empezando por ellos mismos.
ES IMPOSIBLE NEGAR QUE ANTE TODO EL PREJUICIO, NADA DE PREGUNTAS SABIAS.
ResponderEliminarGuido: el prejuicio estuvo allí, sin duda
ResponderEliminar. El personaje de esta historia, yo, los que leen este blog y los que jamás lo leerán compartimos ese prejuicio y las diversas formas de homofobia.