Llueve. Tormenta
se avecina.
Acabó de
regresar de unas vacaciones a computadora cerrada y me encuentro con un quintal
de mensajes; reviso uno a uno frente al ventanal diluyéndose en el aguacero.
También Aníbal
escribió. Al leerlo comprendí que huelga contestarle: coincidimos en su momento
que en cada pasado hubo un presente más un otro pasado pujando, pujando.
Aníbal es un
colega que conocí en el aeropuerto; participaríamos en el mismo congreso pero
una interminable demora del vuelo nos juntó. Hablamos, mucho, de todo. Ni recuerdo en
qué momento pasamos a las confidencias y sin un gramo de eufemismo Aníbal
reseña minucioso cómo a los nueve años un primo mayor abusó sexualmente de él
a la par que amenazaba con matarlo si lo denunciase.
En la adolescencia
revela a su familia lo acaecido. Escuchan. E instan a desistir de aporrear la
memoria, que tampoco se enfrente al agresor.
Ya fue, dijo la madre.
Ya fue, dijo la madre.
Entonces Aníbal
comienza a fantasear con la destrucción del primo. Tortura y muerte. Relegó
cualquier materia o pensamiento diverso. Muerte y tortura. Caminó la noche para
rumiar tramar trenzar esa venganza que ‑supo, claro que supo- jamás concretaría.
Tras aquellas confidencias Aníbal nunca intentó contactarme hasta que en Enero un evento nos reunió. Al instante, directo, escatimando pormenores esta vez, me hizo saber que a su primo le diagnosticaron cáncer de páncreas. Llegará el día, repitió, es cosa de esperar.
Tras aquellas confidencias Aníbal nunca intentó contactarme hasta que en Enero un evento nos reunió. Al instante, directo, escatimando pormenores esta vez, me hizo saber que a su primo le diagnosticaron cáncer de páncreas. Llegará el día, repitió, es cosa de esperar.
El mail de
Aníbal que acabo de abrir dice solamente “al fin”. No he de responderle. No ha
lugar.
foto: Genoveva Ayala
foto: Genoveva Ayala
Marta: de dónde salen estas historas llenas de muerte porque desear la muerte me parece terrible por mas dolor que se haya vivido...
ResponderEliminarRepresentaciones de la muerte estuvieron presentes para Aníbal desde el momento que abusaron del él. Muerte de la inocencia, entre otras.
ResponderEliminarY esa amenaza que lo acompañó hasta la adultez plagada de muerte estaba.
Y en la apatía de su familia había muerte.
Y en los años que nunca ejerció una venganza concreta cuántas cosas habrán muerto para él?
Estar deseando la muerte de alguien es terrible, acuerdo contigo. Pero te confieso que no sé qué hubiera deseado en su lugar.