Llega tarde, angustiada, apenas puede hablar.
Tati se acuesta en el diván, luego prueba una silla, hasta que abrazada a
un almohadón se ubica en el piso.
-Mis padres –balbucea- siempre me contaron que se conocieron en unas
vacaciones, en la playa; me dijeron que la
familia de papá se opuso a la boda porque mamá venía de un hogar muy humilde
y que por eso la siguen rechazando aunque disimulen; me dijeron que mamá fue
criada por sus abuelos que fallecieron antes que yo naciera; me contaron que
primero alquilaban una casita lejos y después recién se mudaron a donde
vivimos ahora.
Se sirvió agua que no tomó, y lloró sin secarse lágrimas ni nariz.
-Pero -continuó- hubo hace poco un problema con mis tíos (que no vale la pena
detallar) y así me enteré. Me enteré de que en realidad mi madre, mi santa madre, trabajaba
en un bar... divirtiendo a los clientes digamos. Allí se conocieron, y mi santo
padre la sacó de ahí para… ¿para qué?
Le alcanzo el paquetito de pañuelos y entonces recién toma aire, suspira,
suspira.
- Sabe lo que más asco me da: que papá sea uno de esos que va con
putas. Y que mi madre haya sido una prosti es ¡insoportable!
Lamentablemente llegamos en ese momento al final de la entrevista.
Le propuse darle una sesión extra y aceptó de inmediato. Antes de
despedirnos dejé al menos planteada la
cuestión de cuál es el límite de lo que hay que develar de la propia historia
y cuál es límite de lo que uno debe contarle a los hijos.
Ella esperaba que yo expresase algún tipo de repudio. Lo sé. Se fue molesta, aunque seguro volverá mañana de todas
formas.
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foto: Héctor Canale
Hoy, tuvimos telepatía. La frase que puse habla de lágrimas... Al margen, un tío segundo viudo, se casó con una prostituta. La señora (porque en ello se convirtió), cuidó de la hija del caballero y de los hijos que tuvo con él como una verdadera madre. Amén de portarse toda su vida como una santa. No hay que avergonzarse de estas cosas... Habría que conocer el porqué antecesor y más, mucho más. Me ha encantado Marta. Tus relatos son como la vida: naturales y hermosos. Gracias
ResponderEliminarMi querida Anna, tu lectura me engalana.
ResponderEliminarEsta historia parte de mi duda sobre qué decir que uno es y cuánto contar de lo que uno sabe que es - intimidad develada a pasa a ser otra cosa que no sé cómo nombrarla-. Y si señora puta se ha sido y en señora a secas devenida cuánto de eso ha de entrar en el relato que nos constituye.
He dado con tu blog por indicación de Anna Genovés. Seguiré leyéndote. Un saludo. Enhorabuena.
ResponderEliminarManuel, muchas gracias por tus palabras. Y estaré encantada de que visites el blog: siempre dejo una historia sobre psicoanalistas irreverentes y sus pacientes. Hasta entonces!
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