9 de junio de 2012

ENTRELINEADO





La mató, llamó a la policía y se entregó. Karin (8 años) estaba ahí. Gritó sin lágrimas. En gritos corre a refugiarse en la abuela llevándose de su mamá tan sólo un calendario con esa foto de Manhattan, los anteojos de leer, una libretita en desuso. Al padre jamás volvió a verlo ni nombrarlo. 

Veinte años después llega a mi consultorio; bella, agacelada, cintas al aire sus manos; un discurso escoriando hacia la apatía. Consulta por insistencia de su ginecóloga pues no duerme ni intenta dormir, adictada a las mediasnoches. Su rutina: largas jornadas de trabajo, cenar sumida en Internet, escasos fines de semana con amigas, algo de sexo. 
A medida que avanza el tratamiento comprende que insomnio es texto y en él encuentra palabras que recuerdan haber sido percepciones. Acepta que sus almohadas son indolentes, que urge un edredón enguantador. Y quietud. Y penumbra. Y armisticio.
Entonces apareció el dormir, a trompicones, entrelineado, aunque le teme; ya los sueños son sueños soñados e incluso hubo una siesta y dos y tres. 
Detrás y despacio construye en un rincón de la cómoda una hornacina -meca de la memoria- apilando aquel calendario más anteojos más libretita. En cuanto las tardes caen allí se instala a ¿conversar? con la madre sobre naderías desde dobladillos en hilván a visitas por concretar.

Al fin viajó a Manhattan. La vio, la nombró. 
Y compra para regalarme la tetera china de porcelana negra con la que me sirvo el té mientras esto escribo y con la que sirvo el té a los alumnos o colegas que asoman por mi consultorio. Siempre con esa tetera porque el recorrido de Karin ennoblece.



6 comentarios:

  1. Marta,

    Un ejercicio psicológico para la memoria, como Memento, vuelves atrás sin saber de dónde vienes, insomnio sin motivo aparente, los por qués descubiertos, las ausencias vividas.

    Disfruté leyéndolo: padecí insomnio durante varios años. Besos,

    Ann@ Genovés

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    1. Anna: como siempre, gracias por tus palabras.
      Sí, quién no ha pulseado con el insomnio: renuncias propias y ajenas por comprender, elecciones por rumiar, respuestas por dirimir.
      Karin además tiene que des/andar un camino con extrema valentía. La tetera es un comienzo y la analista cree que podrá acompañarla.

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  2. Marta: Quedé estupefacta ante la velocidad y la forma en que desde el armisticio llegas hasta la tetera que "ennoblece".
    Una historia estupenda. Te felicito.

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    1. Muchas gracias.
      La ficción permite esa rapidez.
      Desde el feminicidio a ese viaje inaugural pasando por descifrar los textos del insomnio, de seguro el recorrido ha de ser lento y pesaroso.
      El personaje de la paciente parece tener la fuerza para concluirlo.

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  3. Muy buenos tus textos, Marta. Es cierto que la narración en primera tiene sus riesgos, pero también sus ventajas: ¡se vuelve tan creíble lo que narrás! Un gusto leerte. Besos

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  4. Olga: muchísimas gracias por tus palabras.

    La primera persona me ha permitido que afloje el puño pectoral del desasosiego que acompaña a veces -a veces, digo- la práctica de mi oficio.
    Se cuela la ironía, por suerte.
    Pero siempre campea la ficción: así preservo a todos los que me confiaron sus pareceres y padeceres. Cuido mucho que ni las vivencias, nombres, circunstancias u otros detalles pertenezcan a ninguno de mis pacientes.

    Un abrazo, hasta pronto.

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