20 de diciembre de 2013

SUPE, ENTENDí



                                                                     

Yuri me conoció por este blog. Dejó algún que otro comentario, luego mandó un mensaje privado, hasta que finalmente me preguntó si atendía pacientes por Skype. Sí, atiendo. Pidió una cita.

Llamó puntual. Cierta timidez, a pesar de esa voz intensa, impaciente. Demoró el encendido de su cámara, y cuando lo hizo vi esa forma erguida, magna de sentarse, la melena centella flameante, ojos almendrados. Lo que me llamó más la atención fueron sus manos largas, magras, que hendían el aire para acompañar cada giro de su discurso.
Narró – con ironía y extremo detalle- las batallas con la familia. Tras perder el trabajo tuvo que regresar a vivir con sus padres. Soledad, mucha soledad. Encierro. Además, la falta de intimidad resultó tan grave como la intolerancia frente a su estilo, a lo que andaba buscando. Diálogos amargos, reproches maternos, indiferencia y mutismo del padre. 
Narró sintiendo que era imposible hacerlo. Narró como si nada se podría enmendar.
-No comprenden quién soy, no soportan quién soy –dijo, y bajó la cabeza e impuso un largo silencio con las manos detenidas.
Y fue mirando esas manos que supe, entendí quién era.

Señalé que estaba terminando la sesión.
-Soy un travesti…
-… ¿una travesti?
-No: un. Ese es el punto: soy incapaz de erigirme en una sin dar más vueltas.     
Y fue mirando sus ojos que supe. Entendí para qué había consultado.
-El miedo dará miedo aunque avisa, avisa que se va a llegar pero despacio– dije, y le invité a continuar en una próxima sesión.



2 comentarios:

  1. Tengo una amiga travesti. La veo, a menudo, en un centro deportivo público. Por lo general, huyen de ella o no saben como tratarla. Para mí es una compañera más con las dudas y la soledad de las personas sin rumbo. Siempre le doy un beso cada vez que nos despedimos. Hermoso relato.

    Felices amiga Marta!!!

    Un abrazo, Anna

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  2. Mi querida Anna:
    soledades y dudas habemos. Pero hay quienes tienen miedo de esas dudas y soledades ajenas. Dirás que es para no ver las propias...
    Ser travesti es un desafío, sin duda. Para ella, para los demás.

    Aprovecho para desearte un feliz, felicísimo 2014 en que sigamos diciendo lo que tenemos/queremos decir.
    Un abrazo!

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