Paciente nuevo, primera entrevista. Isaías, 42 años, soltero.
-Vine a consultarle porque soy feliz –subraya en cuanto ingresa a mi consultorio.
Isaías es visitador médico, tarea en que considera se desperdician sus talentos.
Al fin, demorándose en un excesivo rodeo, como el forastero que avanza hacia el cuarto anodino de un hotel de paso, torna a casa. Inconmovible mobiliario, iluminación escasa, vajilla desigual y un póster como único adorno. Jamás cocina. Se surte en el congelador o come algún tipo de chatarra en la cama, mirando tele. El living siempre a cortina baja, su desorden lo calma; cuando las tardes se acortan, escucha discos y observa a los objetos desdibujarse mientras arabescos de luz imprimen las paredes.
-Fue una casualidad. En la sala de espera de un dermatólogo. Hubo que
aguantar. Le di charla. Me contestó. Le pedí el teléfono. Me lo dio. La
invité al cine. Aceptó. Después a caminar cerca del río. Accedió. Le hablé de
Schumann. Me habló de esquejes y pecioladas. Me encantó. Salimos una segunda vez
y la besé. Me abrazó. La invité a mi casa y tuve que limpiar y ordenar y
comprar comida hecha y preparar la mesa como en las pelis. Le encantó. No
hicimos el amor. No quiso. No la apuré. Ella llamó al día siguiente. Le regalé
un libro. Le regalé mi concierto favorito. Le regalé una muñeca que quiso
tener de niña. Y ahora…
-…vino a consultarme porque es feliz.
- Bueno, sí; pero concretamente vine para discernir si todo esto es
verdad o fantasía.
foto: Alejandro Cantor |
19 de mayo de 2014
ME ENCANTÓ
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Querida amiga, como siempre que te leo, una delicia, tus textos tienen duende.
ResponderEliminarLorca tiene una conferencia bellísima acerca del Duende. trataré de encontrarla.
Cariños.
Gustavo Dupuy
Querido Gustavo: gracias por leerme y encontrar duende en estas historias, ficciones demasiado parecidas a la realidad sostienen algunos.
ResponderEliminarEspero esas palabras de Lorca!
Un abrazo y hasta pronto!
Quién era que decía que estamos mejor en las afueras de la felicidad que dentro de ella? Muy lindo Marta!
ResponderEliminarAna: muchas gracias.
ResponderEliminarQuién lo habrá dicho no lo sabemos, tampoco sabemos si alguna vez fue capaz de sentir eso que dicen es la felicidad, o si podía definir como felicidad lo que estaba viviendo.
Las afueras de la felicidad pueden ser más seguras pues el estar adentro es siempre efímero.
Tal como dice el título: "ME ENCANTÓ". Huele a amor. Lo compartí, claro. Un abrazo, Anna
ResponderEliminarQuerida Anna: huele a amor, qué expresión la tuya.
ResponderEliminarQuererse qué difícil. No quererse también difícil.
Y las soledades, qué te digo..
Gracias por compartirlo...Un abrazo.
Marta, me pasó que empecé a leer desde el último y a comentar todos, comenté la versión del relato de ella no recordando éste. Me llenó de ternura el relato de él, así como los chicos que ven la función de títeres y avisan a la princesa que el ogro está escondido tras el telón, en este caso, me da ganas de repetir unos versos de Benedetti, no encuentro el texto pero le dice a dos que vacilan, abrácensé ... (que el tiempo pasa) Urgente viajo, anciana repentina.
ResponderEliminarQuerido Gustavo, también me da ternura Isaías. Deplora ser gordito, mal tolera su trabajo; el desorden y la persiana baja en su casa, eso lo calma. .Así, de necesitado anda y de golpe una chica quiere, acepta, sale, confiesa que añora una muñeca y él se la regala.
ResponderEliminarTiene él miedo a que se le disparen las fantasías y que ser feliz sea un cuento de los cuentos. Quizá sea un cuento, pero no estamos aquí para decirlo.
Avisales, por favor, que se abracen!