30 de junio de 2015

JAMÁS PREGUNTES










¿Cuántos hará? ¿Diez? No, once y de noviazgo dos, así que son trece para catorce. ¿Los seis meses de separación del principio cuentan? Cuentan, porque nos hizo bien, nos afianzó. ¿En estos años hubo un “te amo”? De ella jamás, a lo sumo te necesito, te quiero, y yo quizá al arranque pero como no reaccionaba dejé de exponerme. ¿Había gestos de cariño? ¿Cómo cuáles? Atenciones, regalos. Creo que es una tontería comprar para mostrar afecto, y los regalos de ella siempre chucherías, inservibles. ¿Flores? Eso sí, cada cumpleaños rosas y la cantidad de años que cumplía, rosas a pesar que en verano es difícil encontrarlas y a pesar que ella no les cambiaba el agua. ¿Hijos? Acordamos que no, eso desde el vamos estuvo claro. ¿Las tareas domésticas? Religiosamente repartidas, nadie puede acusarme de lo contrario. ¿Hablar de las cosas importantes? Tiene a sus amigas y a su mamá a las que les cuenta hasta el mínimo detalle, yo la puse al tanto de mis problemas en el trabajo y con cierta gente que nos hizo daño. ¿Y cómo reaccionaba? Dando consejos, sonsos, de mujer, de quien no ha tenido que luchar en la vida. ¿Salir? Al principio mucho, a caminar o a comer, después no quiso, engordó y empezó a obsesionarse con las dietas y con la ropa que le quedaba mal. ¿Le quedaba mal? Sí, cambió, cambiamos los dos, tampoco soy como antes, panzón, pelada, canas al galope. ¿Y sexo? ¿Sexo, qué es eso? ¿Nada? No diría que nada, pero quién se acuerda cuándo fue la última vez que hicimos el amor fuera de la cama, o que inventamos una pose, o que nos despertamos en medio del asunto. ¿Se quejó? Un poco, es cachonda, por eso me gustó desde el primer día. ¿Cómo viene la cosa ahora? Ni idea ¿Debo ya extrañarla? Aún no. ¿Alguna perspectiva? Basta de preguntas porque en medio del insomnio lo veo todo negro: a ver: partió hace una semana, juró que cuando tuviera las cosas claras llamaría, quizá esté con alguien pero al momento no voy a rogarle como le rogué antes que se fuera, prometiéndole, llorándole, todavía tengo mi orgullo por más cobarde y lambiscón y eterno perdedor que sea.







2 comentarios:

  1. Acaba de publicarlo y acabo de leerlo y me dio un brinco el corazón. Mi historia, casi. Marta, a veces tengo miedo de estar contandole lo que después publica.

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  2. La historia de muchos, de tantos de nosotros, de más de los que quisieran, de los que creyeron que jamás les sucedería, de los que quieren ocultarla, de los que salieron a buscar culpables.
    Estas historias las construyen los lectores con sus comentarios y sugerencias, más todo lo que la ficción depara a la fantasía.

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