24 de noviembre de 2013

A LA MAR






















-Aló
- Hola, soy yo.
- ¿Con quién tengo el gusto?
- Soy yo, Bernado, no sé si se acuerda de mí…
- …a veces la memo…
- …estuve en su consultorio hace un tiempo, hará unos cuatro años. Consulté porque no sabía si separarme de mi mujer; fui sólo un par de veces hasta que usted dijo algo así como “además de dónde quiere irse se trata de pensar hacia adonde quiere ir". No volví, no le avisé, pero me dediqué a pensar y sopesar hasta darme cuenta que adonde quería ir era al mar: acoplarme al mar en algún pueblito intrascendente. Era otoño. Resulté el único cliente para el hotel; y en la playa, allí donde las gaviotas no paraban de discutir, a veces un perrito buscavida me cortejaba y esperábamos juntos al sol que salía, incendiario, atrás del horizonte mismo. Me quedé, no avisé, me borré del Facebook, desconecté el Iphone, ni siquiera abrí la compu; vendí el autito, agoté la cuenta del banco y cuando expiró el crédito de la tarjeta busqué un trabajo sencillo, nada que ver con lo que había sido o imaginado que tendría que ser; a la vez me agencié un lugar, austero, diminuto y allí pasé los días, los días en que no había cosas a considerar y los días en que dejé de extrañar. Pero hay cierta vigilia en que uno comprende que no es ese el lugar que debería haber querido ir. Y uno regresa. Mi mujer ni contestó. Mis padres accedieron sin sermones. Hace ya casi un mes volví y ahora me siento incapaz de pensar eso, eso que me dijo entonces ¿Podríamos volver a revisarlo?
- Por supuesto. ¿Le parece bien el viernes 29 a las 18.30?
- Me parece bien.






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