22 de junio de 2014

HUBIESE PREFERIDO











Hubiese preferido no enterarme, dijo, y escondió la cara entre las manos. No lloraba, no. En los ocho meses que es mi paciente nunca he visto llorar a Pascual.
Hubiese preferido no enterarme, remacha hasta quedar exhausto.

Pascual es emprendedor y trotamundos; cambió de oficio según los tiempos y los deseos. Se casó muy joven, se divorció muy joven. Sin hijos. Las parejas ocasionales nunca prosperaron pues rebosa escepticismo.
Me consultó cuando conoció a Ruth, y desde entonces ha intentado desanudar sus ganas de ser en otro sitio y esa poca tolerancia a lo que cualquier mujer podría esperar de él.
Intentó.
En Mayo a Ruth le diagnosticaron cáncer de pulmón (es terminal, según Internet). Ella está dispuesta a someterse a cuanto tratamiento le indiquen y que no le indiquen también. Consultó a un oncólogo de fuste y a la par a un manosanta, determinada a hacerlo todo sola, sin compasiones.
Pascual fue anoticiado y a partir de ese momento dejó de llamarla.
Dejó de llamarla y de dormir. De dormir y de callejear. De callejear y de pensar en otra cosa. Se promete escribirle o telefonearle y luego se da cuenta que ese mínimo contacto debería ir acompañado de una propuesta, un ofrecimiento, una promesa.
-¿Qué? ¿Qué voy a prometer?
-Quizá usar el viejo método de tener claro qué va a poder cumplir y qué esfuerzo está dispuesto a hacer, y recién entonces prometer.
-Es que justamente no sé cómo tenerlo claro.
-Tendrá que saber saberlo.
-Usted hace un jueguito de palabras: querría verla en mi lugar.

Creo saber cuál camino yo emprendería para intentar saberlo pero, obvio, no pienso ni debo decírselo. A lo sumo trasmitirle que no existe manual de instrucciones para atenuar esa travesía.


                           



5 comentarios:

  1. Querida Marta, lo primero que se me ocurre es que hijo de puta. Después, menos incluido, que esa es la razón por la que está sólo, no hay otro ni otra fuera de su espejo. Luego, ¡cuantas personas que yo conozco huirían como este hombre, como rata por tirante ante el horror, aunque sea imaginario de la muerte inminente. Demasiados quizás. Cuando ando medio tristón me pongo enojón, por lo tanto vuelvo a QUE HIJO DE PUTA, después de todo el malo, es desaprensivo no es más que máscara del narcisismo. Un abrazo voy a por la zurda

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  2. Querido Gustavo, nada de eufemismos lo tuyo. Sí, ha estado saltimbanqueando el personaje, no sabe nada, quizá nunca ha sabido como saber. Es un discapacitado. Sin embargo intenta, por ahora intenta, dejar de salir corriendo. No sé si la quiere a Ruth, pero es consciente que tiene una deuda con ella. Esperemos que salde. Esperemos que la analista sepa ayudar.

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  3. Marta, llegué hasta tu espacio después de leer un cuento tuyo, Historias falaces, que se publicó en una antología editada por El Ateneo. Me gustó mucho y le encontré una voz propia, algo que aprecio sobremanera.
    Y en la presentación mencionan de tu blog, por eso vine a chusmear y me voy contenta con lo que encontré.
    El día que Pascual llore, quizás también se le empiecen a descongelar otras emociones y el miedo que no lo deja ser.
    El de la zurda me pareció una joyita.
    Muchos saludos desde Buenos Aires y, cuando puedas, te invito a visitar mi blog. Tambien escribo historias.

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  4. Olvidé dejarte el nombre de mi blog (no soy buena en la autopromoción):

    palabrascomopajaros.blogspot.com.ar

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  5. Mirella: qué fantástica forma de encontrarnos.
    Pascual llorará, es posible. Quizá cuando tenga que dejar de ser el escurridizo, cuando suponga que ya no sabe ser de otra forma. Podrá. Está en gateras.

    Visité tu blog: me encantó su estética y su poética. Leí, te leí, y me sentí cerca. Sabes llevar de la mano al lector, susurrarle, darle alas.
    Te felicito!
    Un abrazo, hasta pronto!

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